‘Caso Rubiales’: al Gobierno le sale el tiro por la culata
Que el beso en la boca de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso en la final del mundial de fútbol femenino fue un acto intolerable resulta una obviedad. Su comportamiento merece un reproche sin matices, pero más allá de esta evidencia lo que no admite tampoco duda alguna es que el Gobierno de Pedro Sánchez ha tratado de rentabilizar políticamente la situación en un intento, bastante zafio, por cierto, de desviar la atención de las negociaciones con los golpistas de Junts.
La sobreactuación del Ejecutivo socialcomunista en funciones ha quedado de manifiesto al erigirse en juez y parte obviando que existe un Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) encargado de valorar jurídicamente la gravedad de los hechos acaecidos. Las declaraciones de Yolanda Díaz en las que se comprometió a acabar con el presidente de la RFEF a toda costa se pueden volver ahora contra Pedro Sánchez, una vez que el tribunal deportivo ha determinado que los hechos son constitutivos de una falta grave, pero no muy grave, lo que impedirá que el Consejo Superior de Deportes -el Gobierno, para entendernos- pueda suspenderle provisionalmente como presidente.
El tribunal entiende que el beso a Jennifer Hermoso no puede ser calificado de abuso de poder. Eso es así, precisamente, porque el Ejecutivo ha sido incapaz de desarrollar la nueva Ley del Deporte. O sea, que Rubiales puede salvarse por un agujero legal imputable al Gobierno de Sánchez. Además, la resolución del TAD conlleva que la máxima inhabilitación a la que pudiera enfrentarse Rubiales en su momento no sería mayor en ningún caso a dos años.
En el caso de que el TAD hubiera calificado los hechos de muy graves, la inhabilitación podría haber sido de hasta 15 años. Parece evidente que al Gobierno le ha salido el tiro por la culata con Rubiales, que ahora está a expensas de la decisión de la FIFA, que le suspendió durante 90 días como medida cautelar.
En suma, que Pedro Sánchez trató de sacar tajada en el asunto para desviar la atención de sus negociaciones con los golpistas y se pasó de frenada. Porque ha sido precisamente la incapacidad del Ejecutivo al no desarrollar en su totalidad la nueva Ley del Deporte -otra chapuza más- la que ha permitido dar un balón de oxígeno a Rubiales.